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miércoles, octubre 24, 2007

Terceros.

No éramos una joven sentada tranquilamente. Tampoco un chaval que rebuznaba a gritos por el móvil. Ni un ojo tecnológico que mira pero no toca. Éramos él, el tercero, el que miraba para el otro lado. La crueldad del ser humano se manifiesta más en la supervivencia miserable que en la violencia gratuita. Permitir que ocurra delante de nuestros ojos, escaparnos de una situación que no va con nosotros, dejarlo ir, no comprometerse, no reconocer ni a la víctima ni al verdugo. No estar allí. Autojustificarnos: el miedo me paraliza, no iba a servir de nada, casi no me di cuenta, no era para tanto, yo no quería ser el siguiente, no es mi trabajo...

Somos los indiferentes. Nada va demostrando de qué pie cojeamos, no vaya a ser que de un golpe de estado nos señalen y acabemos enfilados en el paredón. Grises, como nuestras vidas, pasamos desapercibidos. Nadie recordará nunca nuestras caras vulgares, y nadie sabrá nunca que pasamos por aquí. Volar bajo radar, no sea que nos vayan a joder. Ya se sabe, al indiferente la legislación vigente. Orden y papel cuadriculado para nosotros, ojalá se nos coma la fotocopiadora.


¡Claro que es peligroso! pero, ¿cómo vivir con el remordimiento de no hacer nada? un valenciano lo tuvo claro, descanse en paz.


No hay huevos.


sábado, octubre 06, 2007

Autoritarismos.

Para todos los gustos, oigan. Hijos de puta abundan en todas partes. Pero da más asco cuando se ven en lo que se supone que se acerca a ti, esos que se dicen "izquierda".

Asco me dio ver las imágenes por la tele: un grupo de niñatos, entre cumbayás pancatalanistas y republicanos pirómanos, abusaban de su número para agredir a otro muchacho, estudiante universitario como ellos, porque no pensaba igual. El caso es que los dela razón absoluta estaban quemando alegremente fotillos del rey y a mi primo le sentó mal y lo hizo ver. A empujones e insultos lo echaron de la universidad y un chulo-putas fascista lo siguió, pegado a su cogote, hasta la misma puerta, sonriendo por la infame proeza que estaba realizando. Ese gilipollas muy probablemente se habría cagado en los pantalones en un mano a mano, el monárquico y él, pero como le defendía la masa no dudó en escoltar con insultos al estudiante, joder, soy la rehostia, gracias a mí Catalunya va a ser un país de los grandes, y mierdas varias.

Y estado de excepción, que no pare la fiesta. En el País Vasco está prohibido reunirse, porque a Garzón le sale de los cojones, mismamente. Batasuna con Berlanga, todos a la cárcel, y a seguir con el esperpento laberíntico de la imposición, la Ley de Partidos y jueces dependientes, venga fascismo, pero del del buen rollo, del del PSOE, no del de los peperos franquistas.

A tomar por culo las banderas y sus naciones!