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martes, noviembre 03, 2009

El otoño en Puerto Hurraco.

No hay que echarle la culpa a los nenes. Los nenes no son delincuentes, tan sólo se divertían a la manera española. La tradición, que es una cosa muy bonita: quinto levanta tira de la manta, etc. Las lágrimas, que se me caen de la emoción, al ver que aún quedan hombres de verdad, viriles, guerreros, con uniforme o sin él. Y por encima de todos, porque hay encima y debajo, como debe ser, como ser quinto o guardia indica, su presidente, con sus reacciones del hombre que maneja el barco.

Este es bueno: dicen que va el presidente de la Junta to enfadao (con Laporta o con la PCRN, por ejemplo) y para reducirlo como es menester unos cuantos de Seguridad le esposan a la espalda, lo sientan y lo inflan a palos. Así, más que nada por su bien, y cuando dejan de tranquilizarlo va y dice Vara que aquí no a pasado nada, hombre, que tampoco hay que exagerar las cosas. Juas, juas, qué gracioso, si no fuera porque el prota no es Peter sino un interno del Marcelo Nessi, al que ni dios le hizo caso después de recibir la paliza hasta que se hicieron públicas las imágenes. Y no ha sido el único en recibir.

El segundo es así como costumbrista: va Vara y dice que eso de maltratar animalillos está muy mal y lo suyo es hacer una mani en plan cumbayá para mostrar nuestra repulsa. No ha concretado si para llenar la manifestación bien de gente se aprovechará algún pueblo en feria (que la gente ya está allí). Además, el recorrido podría ir desde los cacharritos (desde los ponys, verbigratia) hasta la plaza de toros del pueblo, ¡anda que no iba a quedar bonita! Otra vez juas, presidente.

Y a mí los dos casos me parecen tan similares: un montón de machos en pose pseudomilitar divirtiéndose dando por culo al más débil, sabiéndose protegidos por el sistema. Unos, porque al fin y al cabo están pegando a un delincuente (reduciendo, hombre!) y otros porque el torturado y asesinado es sólo un animal (que son chavales divirtiéndose!).

El puto ser humano, educado en la competencia, en la violencia, en la jerarquía, en la falta de respeto.