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viernes, noviembre 16, 2007

Karmele en el fin del mundo.

Se va a echar de menos su cara en las fotos oficiales, anda que no. Para apaciguar esta última tormenta del fin del mundo le han pegado la patada. A él y a su patinete, imagino. Marichalar, junto con los dibujantes de El Jueves, otra víctima más del campechanismo.

Allí estaban todos, con la misma educación que los contertulios del cuore. Chávez, Borbón, el de Nicaragua... Y Bachellet empanada, como el maromo que presentaba Dolce Vita. Zapatitos, a lo presentador principal, trataba de lidiar con todos. El solo, en la Maestranza, con seis miuras. Aznar, de sobrero.

¿Por qué no te callas? (y dejas hablar, claro, que no es tu turno) La pose de chuloputas: "Tú", señalando con el dedo, "¿por qué no te callas?" ¡Cuánta prepotencia, Juancar! Deberías saber que en tus dominios hace mucho tiempo que se puso el sol.

Y el gañán machista aprovechando el tirón. Patria, patria, patria, y venga babas. Todo por la puta patria, parece un guardia civil rojo, de un rojo suigéneris. Pero no es para tanto. Ceuta y Melilla ya no existen, la semana que viene ya no hablaremos de ello y estaremos atentos al próximo Fin del Mundo que nos vendan.

Marichalar, ¿por qué no te explayas?

10 comentarios:

Unknown dijo...

¡Eso, qué se explaye...!!!

kancerbero dijo...

Joer, en este has estao sembrao.

Carmen dijo...

Te he echado de menos, jipi!

nipe dijo...

Buenisimo como siempre, jipi!

9 dijo...

Querido Jipi:

¿Por qué no te callas?

¿Habrá mandado callar también a Marichalar?

O lo que surja, claro.

Anónimo dijo...

Hola Alicia, soy la anónima enredadora, y ya que me has llamado aquí acudo. Ya me saqué hace tiempo una cuenta google para ir contracorriente en un foro determinado. Como me busqué algo de lío, y además soy completamente paranoica creo siempre que me van a rastrear y lo cancelé. Será que he visto tantas cosas raras… Bueno, igual me lo planteo, para que se sepa que soy yo, aunque si no reniego de lo escrito es que soy siempre la misma tarada.

Confesaré sin pudor que hay muchos blogs buenos, pero para ingenioso el tuyo. Me gustó cuando leí, ya hace tiempo, esto de Marichalar. Estoy muy de acuerdo con lo que escribes.

Eso sí, añadir que aunque soy antimonárquica confesa, a mí me encantaba Marichalar. Era el único verdaderamente aristocrático de esa familia. Estrambótico, antipático, drogadicto y con mucha clase. Lo que yo espero de un aristócrata auténtico. ¿Cómo puede soportarse un rey campechano? Mi mecánico es campechano, mi frutero también, y yo les agradezco la confianza. Es lo normal. ¡Pero un rey! ¿Cómo puede la gente valorar que sea campechano? ¡Que solemne ordinariez! Y liarse con Bárbara Rey, qué mayor ordinariez. Propio de semejante ordinario es el ¿Por qué no te callas?. Y propio de un país amante de las “escenas de matrimonio” es convertirlo en politono y repetirlo la gente graciosamente por la calle. Lo he escuchado a personas de toda edad y condición, en multitud de bares y sitios públicos.

Marichalar nunca diría ¿Por qué no te callas?. Sabe estar, con coca o sin ella y eso para mí tiene mucho mérito. Si pudiera votarse nuestro representante monárquico, cosa imposible, votaría a Marichalar como rey, con su patinete y sus mallas de flores. Eso es personalidad. Ya que la monarquía es una institución absurda, al menos me divertiría con él.

Lo de explayarse lo veo difícil porque se quedaría sin sueldo, claro. Es lo que pasa en casi todos los trabajos. Saludos, te seguiré leyendo.

Anónimo dijo...

Ah, completaré escribiendo EXCENTRICIDAD. Eso es lo que me gusta de Marichalar, que se pueda permitir cosas excéntricas que mi campechano frutero no haría, ni este campechano rey socialista (que contradicción mas impresionante, rey y socialista, lo repito para concienciarme del absurdo).

Eso de Marichalar de ir como drácula, con esa trasnochada capa española yendo a desfiles de moda con su abanico. Impresionante. Noto que le tengo cariño, a ver si ahora voy a ser monárquica en el fondo del corazón. La verdad es que me gustaba la reina madre de Inglaterra bebiendo ginebra hasta los 101 años. Eso es admirable. No esta reina Sofía con cara de estreñida que jamás se suelta el pelo ni prueba un filete y lleva cuernos con ¿elegancia?. Tampoco me gustan los cutres de Urdangarín y Cristina, haciéndose pasar hipócritamente por unos sencillos catalanes y criando una piara de niños arios todos con caras de pocos amigos. Bueno, me acuesto, que se me va la pinza. Esto pasa por soltarme la lengua. Si alguna vez censuras algo, te prometo que no me enfado, tendrás seguramente toda la razón. Saludos y felices vacaciones de invierno, Alicia.

Daniel Ángel dijo...

Jipi, no sé si es mejor tu entrada o los comentarios de el usuario anónimo arriba firmante. Me habéis hecho pasar un gran rato ambos los dos.

Saludos del Muse.

María dijo...

Te he leído en el blog de Vara y te he pinchado esperando algo sobre el (bienllamado) impuesto revolucionario. No lo he encontrado pero sí un post muy bueno con algunos comentarios estupendos.
¿No te explayas tú un poquito con el canon?

Anónimo dijo...

Bueno, soy misma anónima loca que arriba escribió sobre Marichalar. Como he visto que no he sido vilipendiada por mis irreverencias, me he crecido y quiero escribir, después de los 2 comentarios, otro mas para completar el final de la trilogía sobre este tema que tanto me pone.

Este último es sobre el Príncipe y su familia. El Príncipe no es tan campechano, mas que nada porque no es tan espabilado como el Rey. Para disculparle, diré que, como le ocurre a un cierto número de personas de elevada estatura (no a todos), la sangre creo que tarda mas en llegar al cerebro y es por eso que su conversación y movimientos son tan torpes. En fín, em mi opinión es bastante lerdo y sería mi candidato ideal porque en unos pocos años convencería a todos para abandonar el absurdo sistema monárquico.

Pero ay, no todo es perfecto. Ha sabido escoger mujer. Ambiciosa y hábil, Leticia es capaz de manejar las situaciones y adaptarse a todo lo que a un ser normal le costaría un trastorno mental, como a la princesa de Japón. Ella, con su prusiana disciplina, ha sabido educar al ser más peligroso de todos los tiempos: LA CAMPECHANA INFANTA LEONOR. Es un peligro público, la princesa más simpática de Europa, borbona hasta las trancas y aún más campechana que su ilustre abuelo. Tras sus espectaculares apariciones públicas, totalmente campechana con su mochilita de ruedas, los antimonárquicos no tenemos nada que hacer. Ella ha conquistado el corazón de todos los que adoraban al Rey de los socialistas, que en un futuro profetizo que también adorarán a esta pequeña semilla del diablo del borbonismo campechano. Habrá que resignarse. Froilán, siempre te preferiré a Leonor, eres mucho mas aristocrático que ella.