TopOfBlogs

domingo, febrero 14, 2016

Trenas y Butrones.

   No suelo ver el programa, así que a lo mejor la cago, pero he estado buscando por la red alguna reacción de las marionetas más famosas de España y no la he encontrado. Eso me lleva a pensar que para Trancas y Barrancas, sus apéndices bajo la mesa y el neocon de su jefe no había nada que comentar sobre el atropello a la libertad de expresión que hemos sufrido estos días atrás. Todo, pues, en su sitio: al menos en el programa más dañino para la educación de los niños después de la Santa Misa han sido honestos con sus convicciones. 

   Peor fue la reacción de los que hasta hace no tanto se llamaban a sí mismos "titiriteros" para neutralizar el intento de insulto de la derecha mediática. Eran esos actores y actrices, zejistas o no, antiguerristas, que llenaban su boca (con razón) con discursos en contra de los ladrones y psicópatas que nos gobernaban. En su última fiesta corporativa tan sólo Juan Diego Botto tuvo un destello de dignidad al saludar diciendo "Buenas noches, compañeros titiriteros". El resto pasó de que esa misma noche dos compañeros suyos dormían en el calabozo (y las que vendrían) en una extrapolación alleniana (por Woody), orwelliana y kafkiana de su propia obra. 

   O no del todo: peor aún. Le rieron las gracias a la responsable de que eso sucediera. Manuela Carmena, la alka-tea del recambio, se descojonaba en una fiesta en la que estaba comodísima. Nada contra su caza de brujas de pocas horas antes y sólo humor blanco "no te lo perdonaré jamás, Carmena, jamás" para mayor lucimiento de la, no lo olvidemos, jueza.

   ¿Y los radicales? Ya creciditos y acomodados a sus sillas, habían remojado y cortado sus barbas tras el tuitergate de Zapata, y lo vieron clarito: la culpa era de los titiriteros. Lo que hacían, no mucho mejor que bazofia. Y sobre lo de la libertad de expresión, mejor adoptar la postura de perfil. Dontancredismo 2.0 transparente que te cagas. Eso, cuando no culpaban directamente a los artistas (y a quienes exigían su libertad) de ser un torpedo contra su Cambio™, y poco menos que colaboracionistas con la derecha y el establishment  delante de los que ellos mismos agachan la cabeza cada vez que les chistan (hoy hemos sabido que Rita Maestre ha pedido perdón a un obispo).

   Así que, compañeros titiriteros, tenemos que tener claro que sólo nos tenemos a nosotros mismos. Que el parlamentarismo y el posibilismo nos llevan a convertirnos en lo que odiamos. Y que no tenemos que pedir perdón, qué cojones, porque lo que hacemos es buscar la verdad y la belleza.

   Y que ninguna cárcel puede encerrar el sentimiento libertario.