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viernes, abril 20, 2007

¡Vuelve la fiesta!

Salen unos niños sabihondos, de esos que dan el coñazo a base de bien, e intentan camelarnos para que contratemos un paquete de esos de tres en uno: tele, internet y teléfono. Hablan con palabras de adultos, que debe de ser algo que hace mucha gracia, pero yo no se la veo por ninguna parte. Alienan a los niños, a esos niños que corretean por tu casa, para convertirlos en consumidores imbéciles y que para que cuando caen en esa lacra se crean el no va más de la inteligencia, vamos, la rehostia, le hablo a mi padre como un notario y le hago ver la mierda de vida que tiene sin Trío, el puto perdedor. Ya está, ya se los han comido, a partir de ahora ya están preparados para el móvil, la PDA y todas esas cosas que son tan necesarias a sus edades. ¡Clinc!, ¡Qué bien suena la caja registradora!

Pero papi no es de oro y mami, toda esa igualdad de las teleseries, no la ve por ninguna parte: cobra menos que papi, no es objetivo. Y de ahí sólo nace la frustración, niños, bienvenidos al fracaso, saludad a vuestro amiguito coreano, aquel de las pistolas.

Y vuelven a sonar los tiros en el tecnológico Oeste. Vivan las balas, arriba las armas. ¡Vuelve la fiesta!

domingo, abril 01, 2007

Fresh President.

Liberté, egalité, fraternité, rentabilité. Y se reía el del anuncio cuando soltaba esta cosita por su boca vendida. Rentabilité, hay que joderse, un eslógan revolucionario convertido en mercadotecnia. Que vale, es el de la revo francesa, la de los buergueses que lo único que querían era mear igual de lejos que los nobles, importándoles una mierda el vulgo, que es eso que sirve para hacer funcionar las fábricas.
El caso es que a esto lo llaman Fresh Banking, que viene a ser lo mismo que el robo legal del resto de las casas de usura pero a lubuen rollo, colega, que yo también soy cosmopolita, progresista y metrosexual como tú. Y también a lo buen rollo, como el que no quiere la cosa, el que se pavoneaba de ser el único presidente que dejaba el mando del cortijo sin red, a lo vivo, austero, rojo y demás, el Comandante Ibarra, nos sale conchabado con el PP (que también piensa poner capataz alguna vez aquí y trincar nos gusta a todos) con un estatuto de expresidente que nos lo convierte en una especie de Rey de Extremadura hasta que se muera y más allá, que hay seguro de vida para que la viuda no llore tanto, con su chófer, su sueldo porque sí (nada de altruismo por amor al prójimo, que tendría que ser esto de la representación política) y sus puestos de trabajo para enchufar al sobrino tonto o al de algún que otro colega de travesía, favor por favor, y tal.
Basura. Y tienen la desfachatez de llamarse izquierda.