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miércoles, enero 06, 2010

Las dos torres.

Casi han coincidido en los noticiarios la inauguración de la "Burj Khalifa" y el envenenado regalo de reyes que le han hecho Rubalcaba y Gallardón a los activistas del "Patio Maravillas". La primera es la nueva torre más alta del mundo, com más de 800 metros de alto y la rehostia de apartamentos de lujo y oficinas para empresas de postín. El segundo, un oasis de libertad y esperanza en un Madrid asfixiado por, entre otros, otra Esperanza, esta mucho peor que la del Patio.

El Patio se ha repuesto enseguida del desalojo, ya vive de nuevo en otro edificio, y las asociaciones de vecinos lo festejan, mal que les pese a las gentes de bien como Leopoldo Arnaiz, el oscuro especulador propietario del edificio de la calle Acuerdo. Volverán, aunque no les guste a los enemigos de lo público, lo antiautoritario y lo horizontal, los mil y un talleres que tan bien sirven a los vecinos del barrio, y seguirán en él los okupas que nos recuerdan que este sistema es una mierda y que otro mundo es posible. Ojalá pudiéramos contar en Extremadura con algún lugar como el Patio Maravillas.

El otro edificio protagonista seguro que les gusta más a los detractores de la okupación, con sus hoteles de Armani y todo, y sin nadie dando por culo con aquello de que el pueblo lo único que sacará de él es la basura, eso si es que consiguen trabajo en el nuevo Falo del Capital.

Dos torres, pues, como la noche y el día. La vertical es totalmente legal en un país donde los obreros que la han construido sólo tienen derecho a guardar silencio, la horizontal vive en la ilegalidad y es constantemente perseguida y acosada en un país cuyo gobierno se dice de izquierdas y socialista sin ponerse ni colorao. Y este es el maravilloso mundo que habitamos.

¡Larga vida al Patio Maravillas!