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viernes, julio 01, 2016

Unboxing (Contra todo pronóstico).

Hace casi una semana que nos acercamos a los colegios para soltar unos papeles dentro de unas cajas. Frente a la mesa donde se aburrían representantes de algunos partidos y pringados a los que no les había quedado otra estaba la cabina con las opciones, cada vez menos, para meter en los sobres ad hoc. Y una vez repletas las urnas llegó la mejor parte. Yo aún no entiendo cómo a nadie se le ha ocurrido plantar a contar los votos a algún prenda de los que en youtube suben videos abriendo cosas, porque es una cosa interesantísima. Mi sobrino y yo nos pasamos horas viendo cómo abren huevos kinder o cómo chavalines de su edad sacan jueguetes a mansalva mientras los suyos se aburren en un rincón. Y de esto va más o menos la cosa.

El caso es que lo más interesante de ir a elegir diputados y senadores ha dejado de ser el intentar encauzar el futuro (egoista o solidariamente) mediante la democracia representativa, y ahora lo que parte la pana en estos casos es la estadística y la demoscopia. Nos pasamos las semanas previas interpretando encuestas como quien ve un partido de la eurocopa, sacando nuestra banderita y jaleando o haciendo chistes de unos y otros a tuitazos. Y claro, pues nos creimos que la realidad eran esos sondeos, esos mercados andorranos y ese feedback tuitero que siempre viene sesgado. Y nos dimos una hostia que ni Carromero en Cuba.

Así que nos hemos pasado una semana entre la negación conspiranóica, la justificación clasista y las críticas a la alineación del equipo a toro pasado. Por supuesto que ha sido un palo gordo ver a la izquierda perder más de un millón de votos desde diciembre, pero no entiendo el derrotismo que nos ha entrado de un día para otro. Joder, mirándolo con perspectiva, es el mejor resultado que obtiene una opción izquierdista en la Segunda Restauración Borbónica, ¡71 diputados! Ni en nuestros mejores sueños lo habríamos previsto hace tan sólo tres años.

Que sí, que es una izquierda moderadísima que se ha derechizado un huevo de las europeas para acá, pero es lo mejor que tenemos en el parlamento. Y es algo que dice mucho y malo sobre nosotros, gilipollas, como país, pero esa ya es otra historia.

PS: Se ha perdido un tal Pedro Sánchez.

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