Hago ¡chad! y aparezco a tu lado.

Los extraterrestres habían llegado, lo que demostraba (habían llegado antes aquí que nosotros a ellos) que eran más listos que nosotros. Su civilización tendría que ser, sin lugar a dudas, mucho más avanzada que la nuestra. Nos deslumbraron con su nave, con todos sus artilugios mágicos, con su pose de ser superior.

Y decidieron que estarían mejor con ellos.

Nuestros huérfanos embarcaron en busca de un futuro mejor en la nave nodriza, no tan nodriza como era de suponer. Cuando nos dimos cuenta, aquello se trataba de un secuestro, y tratamos de pararlo. Pero los extraterrestres son seres superiores. Su civilización, mejor que la nuestra. Tratamos de poner orden en aquel desaguisado. Desfacer el entuerto, como los locos cuerdos de los libros antiguos.

Ellos nos entendían. Desde su planeta nos entendían.

Pero eran superiores, claro. Sabían que algunos de los suyos habían obrado mal, de manera que merecían ser castigados, claro. Pero eran de los suyos, y su comportamiento en La Tierra no importaba. Hubieran hecho mal o bien, deberían salir impunes, porque eran extraterrestres, porque eran superiores.

Claro.